Fumar es un hábito perjudicial así lo hagas de vez en cuando. Se afirma que provoca una de cada cinco muertes en hombres, y uno de cada diez fallecimientos en mujeres. Y es que fumar implica añadir a tu organismo nicotina, alquitrán, monóxido de carbono y otras sustancias nocivas para salud. Pero este artículo no tiene la finalidad de contarte qué tan dañino es el tabaco (cosa que ya has de tener muy clara seas fumador/a o no), sino qué beneficios trae dejar de consumirlo a corto y largo plazo.
A los 20 minutos
El tabaco contiene substancias tóxicas que producen alteraciones en el tejido endotelial, aquel que recubre venas y arterias. Estas substancias impiden a las arterias dilatarse de manera correcta, por lo que sufrimos el riesgo de aumentar la presión arterial y acelerar la formación de tapones de grasa u otros compuestos en su interior. Fumar de uno a cuatro cigarrillos al día aumenta el riesgo sufrir una enfermedad cardiovascular. Durante los primeros veinte minutos posteriores a haber dejado el hábito, la presión arterial disminuye y la temperatura de manos y pies vuelve a su estado original.
A las 8 horas
El monóxido de carbono generado al quemar el cigarrillo, produce daños irreversibles en el organismo. Entre otras cosas, reduce los niveles de oxigeno en nuestros tejidos, por lo que la piel envejece de manera prematura. El oxígeno es transportado mediante los glóbulos rojos en una molécula llamada hemoglobina. El monóxido de carbono es 240 veces más afín a hemoglobina que el propio oxígeno, de manera que fumar implica una mayor tendencia a sufrir una disfunción pulmonar o problemas con la falta de oxígeno. Ocho horas después de dejar de fumar, estos niveles se ven reducidos.
A las 24 horas
Fumar aumenta notablemente el peligro de morir de un infarto al corazón. Se calcula que el 29% de las muertes relacionadas con nuestro músculo vital están enlazadas con el mal hábito de fumar. Siendo fumador pasivo, también se sufre el peligro de contraer una enfermedad coronaria. Al estar expuesto a la inhalación de veinte cigarros al día, este riesgo aumenta hasta el 60%. La posibilidad de tener un infarto al corazón se reduce a las 24 horas después de dejar de fumar.
De 2 semanas a 3 meses
El tabaco aumenta el riesgo de sufrir un accidente cerebro-vascular, un fallo renal o infarto al corazón. En caso de ser fumador, el riesgo de tener una trombosis en las arterias coronarias, puede verse adelantado hasta diez años antes que en el caso de los no fumadores. Si la trombosis sucede en las piernas el riesgo de muerte se eleva, ya que es probable que se impacten en los pulmones. A los tres meses de dejar de fumar, la circulación mejora y las funciones pulmonares mejoran considerablemente.
A los 9 meses
El humo del cigarro provoca inflamación y daño celular en las vías respiratorias, además de provocar el llamado estrés oxidativo. Se reduce la reparación alveolar, por lo que se es más propenso a padecer cualquier enfermedad respiratoria, como puede ser la bronquitis, cáncer de pulmón o asma, entre otras. En los primeros nueve meses se reduce la tos, el cansancio, la congestión nasal, la disnea o la dificultad respiratoria. También algunas células son capaces de recobrar sus funciones, especialmente las encargadas de limpiar el sistema respiratorio.
A los 12 meses
El fumador ve alterada su frecuencia cardíaca, ve en aumento la frecuencia de espasmos en las arterias del corazón, ve aumentado su colesterol, además de todas las alteraciones anteriormente mencionadas. Si se están tomando medicamentos relacionados con el corazón, los fármacos se verán alterados por el tabaco. Pasado un año de fumar, la posibilidad de sufrir un ataque al corazón se ve reducida a la mitad.
A los 5 años
Pasados cinco años de abandonar el tabaquismo, el peligro de tener un accidente cerebro-vascular se ve reducido. Cuando nuestro cuerpo sufre una herida, las plaquetas, son las responsables de formar coágulos para evitar los derrames. Si los coágulos se desprenden y obstruyen las arterias cerebrales, puede causarse un accidente cerebro-vascular. Al fumar dos cigarrillos diarios la función de las plaquetas se ve aumentada unas 100 veces, por lo que es frecuente en fumadores que sean más propensos a infartos cerebrales o secuelas como trastornos neurológicos.
A los 10 años
El cigarrillo, es contenedor de más de 4000 substancias químicas, de las cuales, muchas son cancerígenas. Entre ellas, una de las más perjudiciales es el alquitrán. Tales son sus perjuicios que son capaces de producir cáncer a través de muchos métodos. El tabaquismo, está directamente relacionado en la aparición de más de 16 tipos de cáncer. Diez años después de dejar de fumar, el resigo de morir por cáncer de pulmón se ve reducido a la mitad, así como las posibilidades de sufrir cáncer de garganta, esófago, boca, vejiga, riñón y páncreas.
A los 15 años
Una vez alcanzada esta etapa, los ex fumadores tendrán el mismo riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular que una persona que nunca ha fumado, siempre que no se hayan tenido signos de enfermedad al momento de dejar el hábito.