Si estar a dieta no es fácil es, en parte, por lo difícil que es no caer en la tentación. No obstante, evitar comer esos alimentos que nos indican que son «prohibidos» y cuidarnos sin «hacer excepciones» es posible si se siguen unas pautas o hábitos que menciono a continuación. ¡Toma nota!
Hacer el bien común
Una de las formas para evitarlo es realizar buenas acciones. Para ello, sólo hay que aparcar esa tentación que nos viene a la cabeza y sustituirlo por algo que nos reconforte, como ayudar a los demás, o dar ese dinero que tenías pensado invertir en un dulce a una asociación.
De esta manera impedirás tus impulsos, y tu energía física se verá recompensada.
Enfrentarse a la tentación
Aunque parezca mentira, enfrentarse a aquello que nos tienta, puede resultarnos útil. Si estás a dieta, es mejor que tengas los dulces cerca de ti, para poder así reforzar tu voluntad. Si nos dedicamos a ver una imagen de algo que realmente nos apetece, darán más ganas si cabe de poseer aquello que hemos visto.
Realizar tareas poco a poco
Como diría un dicho popular ‘el que mucho abarca poco aprieta’. Hacer todo de golpe puede resultarnos una tarea titánica y agotadora, minando nuestra perseverancia: no dormir lo suficiente, estar expuestos a cosas que nos causan estrés como el trabajo, o contener nuestros sentimientos, ponen en riesgo tu objetivo.
Entretenerse
Una buena maniobra para quitar de nuestra mente cualquier deseo es evadirse en algo que nos distraiga, ya sea tatareando una canción pegadiza, o pensar en otra cosa distinta, así nuestro interés descenderá y tendremos todo bajo control.
Imagen del blog de chocolate dechocolate.net.
Cambiar de costumbres
Hacer ligeros cambios en nuestra rutina diaria también es algo a tener muy en cuenta. Cambiar de mano con la que nos lavamos los dientes, – por poner un ejemplo – ayuda a ser más fuertes contra nuestros deseos.
No variar la dieta
Los expertos en nutrición recomiendan 5 comidas al día para tener activo nuestro estómago, y evitar los kilos de más. La falta de azúcar en nuestra sangre hace que nuestra voluntad se resienta, por lo que es aconsejable no saltarse este hábito alimenticio para realizar cualquier actividad diaria.
¡A estirar el bíceps!
Nuestro cerebro y nuestros músculos también se asocian para combatir contra la voluntad. Si mientras pensamos en alguna comida deliciosa se nos hace la boca agua, podemos estirar nuestro bíceps, o chasquear los dedos para tener activa la constancia de no caer ante la tentación.
Lograr el objetivo es difícil – y más con platos como el de la imagen – pero no imposible.
¡Ponle ganas y verás como consigues ganar a la tentación!