¿Quién no conoce ese hormigueo de nariz previo al estornudo? Pese a ser una acción espontánea, esta curiosa forma que tiene la nariz de indicarnos que está irritada se divide en dos fases bien diferenciadas; la inicial, en la cual respiramos el aire; y la secundaria, en la que lo expulsamos de manera oral.
Debido a esto, el aire puede alcanzar una velocidad de 70 kilómetros por hora como mínimo y 130 kilómetros por hora como máximo, cubriendo una zona de, aproximadamente, unos 8 metros cuadrados. Esta velocidad es la causante de que, de forma automática, cerremos los ojos antes de estornudar.
¿Qué hace que estornudemos?
El estornudo se origina tras la irritación de la mucosa de nuestra nariz, por el contacto con elementos infecciosos o la respiración de aire con sustancias que causan este acto reflejo. Es el nervio craneal trigémino el que le indica entonces al cerebro que ha de iniciar el reflejo del estornudo.
A pesar de ser estas las principales causas que lo producen, también hay otras como, por ejemplo, el contacto con el sol u otras fuentes lumínicas resplandecientes. Lo sufren las personas que padecen el fenómeno llamado estornudo fótico o reflejo de estornudo por luz brillante, que es genético y es debido, probablemente, a la disfunción congénita en las señales nerviosas en el núcleo del mencionado nervio trigémino.
¿Podemos contener el estornudo?
Como suele decirse, cada maestrillo tiene su librillo y depende de la persona; algunas se aprietan la lengua con los dientes, se oprimen la nariz o se pellizcan la punta de la misma. Nada es imposible.
– ¡Jesús! + Gracias
Por el contrario no puedes librarte del clásico «¡Salud!» o «¡Jesús!», expresión que escucharás cada vez que estornudes cerca de alguien. Nació en el siglo VI, en plena epidemia de peste en Europa, donde se utilizó como señal de alerta para esquivar la muerte.
Sobre mi
iRe
Mi nombre es Irene, pero casi todo el mundo me llama iRe. Creé esta Web para compartir información que considero útil y necesaria para cualquier persona. No obstante, recuerda que ninguno de los artículos sustituye la palabra de tu médico.
