En nuestra vida diaria lavamos platos, nos duchamos o, en ocasiones especiales como el verano, nos vamos a la playa o a la piscina a refrescarnos del sofocante calor.
Cuando llevamos mucho tiempo expuestos al agua, manos y pies tienden a arrugarse, pero, pasado un rato, esos pliegues desaparecen. ¿Sabes por qué sucede?
Causas
Los expertos señalan que esto es debido a una capa de queratina que se encuentra en nuestros dedos y pies. Estas células muertas de queratina son lo que provocan las arrugas. La envoltura de queratina muerta está formada por una especie de grasas proteínicas denominada sebo.
Cuando nuestros dedos y pies entran en contacto con el agua, este tipo de grasa desaparece a los pocos minutos, pasando a las células de queratina muertas. Las células se impregnan del agua como si fueran una esponja, y generan esos pliegues tan característicos que todos conocemos.
¿Y el resto del cuerpo? ¿Por qué no se arruga?
La respuesta a esta duda es de lo más lógica: la piel de las manos y pies es mucho más carnosa, siendo capaces de albergar más células muertas que en otras partes del cuerpo. Gracias a ello, estos dos lugares son propicios a absorber mucho más agua.
Para evitar la formación de arrugas, lo más recomendable es usar cualquier tipo de loción que ayude a que nuestra piel no se seque, permitiendo mantener nuestra piel más suave.