La fibromialgia es una enfermedad que no todo el mundo conoce. Etimológicamente proviene del latín fibra (referente al tejido cognitivo), del griego mio (músculo) y algia (dolor).
Esta patología se caracteriza por provocar un dolor crónico y causar al paciente síntomas como cansancio, rigidez en músculos y tendones, dolores de cabeza, insomnio o ansiedad, un cúmulo de cosas que se convierten en una verdadera odisea para las personas que la padecen.
Pero la cosa no termina ahí. Por norma general, los pacientes de fibromialgia también olvidan cosas tan cotidianas como el dónde han aparcado el coche, o las palabras que han utilizado para una conversación.
Según expertos de la Universidad de Michigan a estos episodios de olvido se les denomina discognición, un proceso que hace perder facultades a la hora de estar concentrados manipulando y reteniendo información en nuestra mente, al igual que hacemos cuando realizamos un cálculo matemático.
También afecta a la memoria del enfermo a corto plazo, debido a que ambas informaciones pelean entre ellas mismas para poder ser la más relevante en nuestro cerebro y eliminar así la que no nos es de utilidad.
Diversos estudios han demostrado que las personas con fibromialgia tienen menos materia gris en la corteza prefrontal, relacionándolo con peores resultados en los test de memoria de trabajo. No obstante, son muchos los médicos que afirman que la fibromialgia es una enfermedad mental, que la provoca (o mejor dicho «somatiza») la propia persona.Gracias a la resonancia magnética, se ha podido saber que las zonas cerebrales que se encargan de la atención y distracción se activan menos en los pacientes que sufren esta enfermedad.Tratarla correctamente o relacionarse con personas que la padecen para compartir experiencias ayuda, y mucho, a poder salir de un túnel del que es complicado ver la luz. La imagen superior engloba muchos de sus síntomas.
Por desgracia no existe una prueba capaz de detectar esta enfermedad, de hecho las personas que la padecen obtienen resultados normales tanto en radiografías como en biopsias, análisis de sangre, etcétera.
Para confirmar que una persona tiene fibromialgia se examina su cuerpo y una serie de puntos conocidos como «puntos sensibles comunes», aunque – todo hay que decirlo – hay especialistas que además de no creer en ella, afirman que estos puntos son molestos en cualquier ser humano.